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jueves, 9 de febrero de 2012

Colaboradores: "La Gioconda Bastarda" por Elisa Rodríguez Court.


EL QUINQUÉ

Elisa Rodríguez Court

LA GIOCONDA BASTARDA

La Gioconda recién descubierta permaneció durante mucho tiempo arrinconada en los depósitos del Prado. Incluso colgó durante años de las paredes del museo madrileño viendo a los visitantes pero sin ser vista por ellos. Ahora ha cobrado protagonismo, después de que los expertos la despojaran de un fondo negro y resolvieran que no se trata de una mera copia ejecutada por un pintor desconocido. La consideran una réplica de la Mona Lisa, pintada por un pupilo de Leonardo da Vinci al mismo tiempo que este iba dando forma a su retrato.

Hasta aquí una buena noticia, si los nuevos conocimientos pueden alumbrar investigaciones alternativas en torno a la pintura que se exhibe en el Museo del Louvre. Sin embargo, me pongo en el lugar de esa Gioconda a la que tanto los expertos como los visitantes del museo le dieron durante mucho tiempo la espalda, y me apena que su actual protagonismo le venga dado por considerársele la hermana bastarda de la otra.

En su silencio la obligan a batirse en duelo con la Mona Lisa de Leonardo, apeándosela del trono que se le ha negado hasta ahora. Como una gemela condenada a ser mero motivo de exaltación de las virtudes de la otra, su propia progenitura queda cuestionada. Se la concibe, por tanto, como una Gioconda de segunda mano a la que se le extrae la sangre para darle mayor vida a la supuesta Gioconda original. Cómo no iba a sentirse, entonces, amenazada por el involuntario vampirismo de su hermana, ambas tan lejos una de la otra e incapacitadas para tomar la palabra.

En la actualidad, una vez que la han ido limpiando, goza de un estado de conservación superior al de la pintura de Leonardo. Se la ve, además, muy joven. Es un dato que también se baraja para rejuvenecer a la otra, envejecido su aspecto, según dicen, debido al barniz ennegrecido por el paso de los siglos.

Pobre Gioconda de ese pupilo de Leonardo que, de dejarla en paz, podría brillar con luz propia en esa ayuda mutua, lejos de cualquier competitividad, entre hermanas.





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