Sede de la SGAE

Sede SGAE

La Asociación de Internautas ha iniciado una campaña por la que solicita donaciones para hacerle frente a los 36.000 euros a la que fue condenada en concepto de daños y por las webs putasgae.org y antisgae.internautas.org, que según el Tribunal Supremo atentaban contra el honor de la SGAE y de su presidente ejecutivo, el canario Eduardo Bautista. La sentencia dictada “nos condena al pago de 36.000 euros, cantidad de la que carecemos”, dicen en la Asociación de Internautas. “Puedes solidarizarte como consideres oportuno, pero fundamentalmente de cuatro formas”, señala la web de esta asociación. En concreto, la afiliación y los donativos mediante transferencia, tarjeta de crédito o PayPal son las alternativas propuestas por este portal para saldar el pago a la entidad de gestión.

Pero vayamos al fondo de la cuestión, a la reflexión que debíamos realizar en una polémica que crece y crece y parece imparable con una división de opiniones, evidente. El Tribunal Supremo entiende en la sentencia, como digo, que la Asociación de Internautas atentaba contra el honor de la SGAE y de su presidente ejecutivo, Eduardo Bautista. Y ellos, los internautas, se enfadan; “Estamos seguros de que quieren cerrar la Asociación de Internautas porque somos muy incómodos para cierto sector de la sociedad, minoritario… pero con gran poder de decisión e influencia. Os pedimos ayuda para poder seguir abiertos… y batallando. Solo podemos prometer… que la respuesta por nuestra parte, si seguimos abiertos, será en consonancia”, señalaba esta asociación antes de tener la notificación de la sentencia. Posteriormente, ha valorado la decisión del Tribunal Supremo recalcando que la “inseguridad jurídica es evidente”, al tiempo que entiende que conlleva una “grave lesión” al derecho a las libertades de expresión e información. Según su versión, la AI retiró de “inmediato” las injurias recogidas en las citadas webs “donde técnicamente le era posible hacerlo”.

Así, afirma que la sentencia responsabiliza a los prestadores de servicios de la Sociedad de la Información (como es su caso) por los contenidos creados y editados por terceros. “El dominio www.antisgae.internautas.org era nuestro, pero estaba cedido a gente que de forma autónoma gestionaba y controlaba técnicamente sus contenidos”, justificó. Hay dos cuestiones; una, que Internet no puede ser un reducto donde los insultos campen por la red como Pedro por su casa y que en este caso, el hecho de que se contrate a una empresa ajena para que gestione un dominio, no significa que el titular de ese espacio en la red no le haga responsable único. El segundo problema es la habilidad de Eduardo Bautista para crispar. Desde que hace un año y pico inició su persecución a todo lugar donde sonara música, locales, peluquerías y actos benéficos incluidos, su manejo y sus formas no han sido las más sensatas cuando se desearía alcanzar un acuerdo. Aunque Bautista, no quiere acuerdo: Quiere que los “obreros” de la música, que cobran cifras millonarias por conciertos, esos que venden cds a precios desorbitados, sean más intocables que nunca. Eduardo Bautista quiere un país sordo, que escuche música en la clandestinidad. Pero no está el gobierno socialista para echarse encima más obstáculos que los que ya tiene, de manera que no sería extraño que al bravo de Bautista le pararan las patas los asesores de Zapatero. Guerrillas, las mínimas cuándo se cuantifican en votos.

El lío es tan monumental como viejo en el tiempo cercano. Hay que recordar que el presidente del Consejo de Dirección de la SGAE, Eduardo Bautista, aboga para que las compañías de telefonía que operan en España paguen una “tarifa inteligente, que no sea obstáculo para el desarrollo de su negocio” por los derechos de autor, al igual que en otros países de Europa.

“El canon es agua pasada. Se paga y ya está, y al que no le guste que se aguante. Yo también pago muchas cosas como ciudadano que no me gustan”. Bautista ha cargado contra esos operarios de telefonía, que “hacen un enorme negocio con la distribución de datos” y se ha mostrado a favor de convocar, tutelada por el Gobierno, una “mesa de concertación” con todas las partes “de la cadena del valor añadido” para intentar encontrar una solución a las descargas por Internet. “La desconexión debe ser el último recurso“, añadió.

A juicio del directivo de la SGAE, todas las cosas tienen un precio y “si el público, al final, demanda cultura gratis deberá ser el Estado quien la pague, como ya hace con los jueces, los policías o los maestros”. Asimismo, ha incidido en que quien debe “asumir la responsabilidad de que los críos respeten la propiedad intelectual son los gobiernos, de la misma forma que se nos dice desde muy pequeños que no se puede robar“, y ha agregado que el “autor tiene derecho a ser reconocido como propietario de su obra”.

Por otra parte, ha resaltado que la SGAE “no está aquí para ser simpática sino eficiente” y ha lamentado que la clase política haya “sucumbido extrañamente al clamor de la llamada democracia digital”. Finalmente, he de decir que no conozco el contenido de esas webs condenadas pero es de sentido común saber que el título “putasgae” atenta contra el honor, y el contenido ya me lo imagino. Una cosa es que la asociación defienda los derechos de los usuarios y otra que estos tengan que pagar por sus torpezas.