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viernes, 29 de enero de 2010

Sábado 30 y domingo 31 de enero. EL CORO Y LA ORQUESTA FILARMÓNICA DE GRAN CANARIA DEBUTAN EN LA 26 EDICIÓN DEL FESTIVAL DE MÚSICA DE CANARIAS



EL CORO Y LA ORQUESTA FILARMÓNICA DE GRAN CANARIA DEBUTAN EN LA 26 EDICIÓN DEL FESTIVAL DE MÚSICA DE CANARIAS

El Coro y la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, conducidos por su titular, Pedro Halffter, debutan en la 26 edición del Festival de Música de Canarias hoy sábado 30 y mañana domingo 31, en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria y el Auditorio de Tenerife, respectivamente. La formación grancanaria ofrecerá en sus dos conciertos un programa integrado por las obras La Tierra, de Jesús Rueda; la Rapsodia Española, de Albéniz; y Los Planetas, de Holst.
Los conciertos se abren con la pieza La Tierra, cuyo autor, Jesús Rueda, es uno de los más destacados de la escena compositiva actual en España. Así lo demuestran numerosos encargos, premios, o por la constante presencia de su música en festivales nacionales e internacionales. En 2004 se le concedía el Premio Nacional de Música por “la calidad global de su música, con especial reconocimiento a sus obras sinfónicas y camerísticas recientemente estrenadas”. Según María Ruiz autora de las notas del programa de mano de este concierto, el premio “significó la confirmación y el aplauso oficial a sus propuestas estéticas, que tras haberse adentrado por los vericuetos constructivistas y electroacústicos de la mano del que fue su maestro durante un lustro, Francisco Guerrero, se habían hecho para entonces más libres, más personales”.

La Tierra es una propuesta que le hizo la Fundación Autor junto con la Aeos [Asociación Española de Orquestas Sinfónicas], dentro de un ambicioso programa de promoción de la creación sinfónica contemporánea. La idea original partió, sin embargo, del propio Rueda al saber de Plutón, partitura del compositor Colin Matthews, estrenada en 2000. La obra iría acompañando a The Planets [Los planetas] de Holst y estaría dedicada a “La Tierra”, el otro planeta que el músico inglés dejó también sin recrear –en el caso de Plutón, por no estar aún descubierto en la época de The Planets, en el de la Tierra, probablemente, por no responder al planteamiento de la suite de Holst–.
Explica María Ruiz que “cada proyecto puede conducir en una dirección muy diferente a la prevista de partida. Si Rueda en un principio había decidido mantener algún vínculo con Holst, próxima la conclusión de la obra se hizo evidente que aquél no se había producido, y no porque no admirara al compositor inglés. En su lugar aparecieron los nombres de Shostakovich y su Cuarta sinfonía, y del trompetista y compositor de jazz Miles Davis y su disco Aura”. Como indicó el compositor madrileño en alguna ocasión, cada pieza musical es una “aventura especulativa”, y más para alguien que anhela, desde la reflexión cultural, “hacer algo propio y personal en libertad”. Muy atrás quedaban ya los dogmatismos de la vanguardia.
Isaac Albéniz: Rapsodia española para piano y orquesta, op 70
Según J. A Dulce, “Una vez convenido en que Iberia es una de las obras maestras que España ha dado a la música, queda la tarea de devolver el buen nombre a otras piezas de Isaac Albéniz, que, sin llegar a esa cima, merecen mucha más. Es el caso de sus ignoradas canciones, de sus subestimados dramas y de un conjunto de obras pertenecientes a su primera etapa que, tras sobrevivir al olvido, son despachadas a menudo como anuncios más o menos felices, más o menos meritorios, del gran Albéniz por venir”.
Entre ellas destaca la Rapsodia española, concluida en 1887 y cuya partitura original –luego de pasar por las manos amigas de Tomás Bretón– desapareció, motivando posteriores orquestaciones a partir de la reducción pianística. Primero el compositor rumano Georges Enescu, más tarde el pianista italiano Alfredo Casella y, hacia 1956, un joven Cristóbal Halffter trataron la pieza albeniciana, redimida casi cuatro décadas después gracias al trabajo del musicólogo madrileño Jacinto Torres, a quien se debe la reconstrucción del original orquestal
Una vez concluido este periodo y tras alcanzar a sus veintiséis años el estatus de pianista virtuoso, Albéniz quiso también reivindicarse como compositor. En la Rapsodia española, Albéniz llevaría el piano, largamente cultivado desde su infancia, al terreno orquestal, un propósito del que también participa su obra coetánea, el Concierto fantástico de 1885-1887, sometido igualmente al juicio de Bretón y considerado por sus detractores demasiado deudor de la estética romántica, en opinión de Dulce. De ese Romanticismo ‛pecará’ también la Rapsodia española, que supone uno de los primeros puntos de encuentro entre la herencia de admirados maestros como Liszt o Chopin, y la cultura popular española, una tradición que Felipe Pedrell propuso como semilla de una nueva música nacional.
Liberado a su imaginación, el discípulo se inventó una España hecha de sonidos, olores y sabores, reconocible para los sentidos y, al mismo tiempo, misteriosa e inasible; espiritual en su acepción más amplia. Aún queda camino para Iberia, pero la intención ya está implícita en la Rapsodia, concluye José Andrés Dulce.
Gustav Holst: The Planets [Los planetas], suite para orquesta, op 32
La popularidad universal alcanzada por Los planetas no es la única respuesta al frío desdén que su autor le profesaba. Holst amaba más el trabajo que sus beneficios, menos la repercusión alcanzada por la música que el aprendizaje personal que cada creación llevaba implícito.
Para J.A. Dulce, “puede que un espíritu como el suyo fuera sinceramente reacio a los aplausos y se sintiese más a gusto trabajando en la intimidad, aplicándose con británica y académica fruición a los ámbitos que le eran familiares: agrupaciones corales, bandas militares, grupos de estudio en torno a la música popular, la filosofía oriental o la astrología. Este último parece ser el campo que Holst trilló para sembrar su famosa suite, inspirada, se dice, por numerosas lecturas acerca de la astrología. También hay quien habla de una meditación sobre el propio horóscopo y el destino de la Humanidad. Con independencia del crédito que se dé a estas interpretaciones, siguen constituyendo la teoría más extendida sobre la génesis de Los planetas, aunque en los últimos tiempos han sido fuertemente contestadas por quienes no simpatizan con el carácter programático de la obra”.
Pese a su diversidad de atmósferas y rico colorido, Los planetas pasa sólo por una obra exuberante, espectacular, grandiosa, fama que cosechó enseguida y que pudo disgustar al comedido Holst, frugal en sus costumbres y también en su práctica musical. El ascendente nórdico del compositor le animaba a ser restrictivo en la formal –de hecho, la línea de sus canciones es tan desnuda como la de Grieg– y a que muchas de sus obras se rigiesen por un principio de economía expresiva. Una vez que regresó de sus misiones pedagógicas en el frente, el compositor inglés comprobó que su música del Cosmos se había hecho célebre en su ausencia y, en cierto modo, se había independizado de él.
En lo sucesivo, según Dulce, “Holst lucharía por zafarse en vano de la imagen megalómana dada por la suite e incluso llegó a renegar de su hobby astral. Pese a sus esfuerzos, Los planetas iba a convertirse en una música de masas, en la partitura programática por excelencia”.
Orquesta Filarmónica de Gran Canaria
Tras una larga etapa de actividad sinfónica ininterrumpida que se remonta a 1845, la actual Orquesta Filarmónica de Gran Canaria [Ofgc] surge como tal al amparo de la fundación pública del mismo nombre creada por el Cabildo de Gran Canaria en 1980. Desde entonces viene desarrollando una actividad musical continuada y estable, con un notable aumento de sus prestaciones sinfónicas y operísticas y un significativo incremento de su nivel y prestigio artístico en el panorama musical español.
Entre las figuras más destacadas que han dirigido la orquesta en los últimos años cabe señalar a Mstislav Rostropovich, Antoni Wit, John Nelson, Pinchas Steinberg, Rudolf Barshai, Raymond Leppard, Leopold Hager, Jesús López Cobos, Christopher Hogwood, Rafael Frühbeck de Burgos, Frans Brüggen, Bernhard Klee, Günther Herbig, Antoni Ros Marbà y Adrian Leaper, que fue su director Titular desde 1994 hasta la temporada 2001-2002. Muchos han sido asimismo los solistas que han actuado con la Ofgc, desde las grandes voces de la lírica: Alfredo Kraus, Plácido Domingo, José Carreras, Montserrat Caballé, Dame Felicity Lott, Matthias Goerne, Anne Sofie von Otter, René Pape, Petra Lang, Monica Groop, Cristina Gallardo- Dômas, hasta los más reconocidos instrumentistas: Mstislav Rostropovich, Mischa Maisky, Alicia de Larrocha, Joaquín Achúcarro, Gérard Caussé, Dezsö Ránki, Maria João Pires, Isabelle van Keulen, Katia y Marielle Labèque, Nikolai Lugansky, Sabine Meyer, Frank Peter Zimmermann, Janine Jansen, Steven Isserlis y Cécile Ousset, entre otros.
Fruto del alto nivel alcanzado son las invitaciones cursadas para su participación en los más importantes ciclos sinfónicos del país El pasado mes de julio la Ofgc reestrenó el Himno a Aragón de Bernardino Valle dentro de las celebraciones de la Expo 2008 en Zaragoza. En esta línea merece destacarse la gira de 1997 por Alemania, que incluía su presentación en la Alte Oper de Fráncfort, y el concierto ofrecido dentro de los actos organizados por el Pabellón Español en la Exposición Universal de Lisboa 98. En 2001 la Ofgc realizó una gira por Austria, Alemania y Suiza, en la que actuó en recintos como el Grosses Festspielhaus de Salzburgo, la Philharmonie de Colonia o la Tonhalle de Zúrich y en 2006 viajó a Japón, donde actuó en Tokio, Yokohama, Osaka, Fukushima y Musashino. La gira a China en septiembre de 2007 le ha permitido consolidar su prestigio como embajadora cultural actuando en los más importantes auditorios de Pekín, Shanghái, Guangzhou y Shenzhen.
La Orquesta Filarmónica de Gran Canaria está considerada como uno de los proyectos de mayor alcance y significación cultural en España. El enorme esfuerzo realizado en su apertura a nuevos públicos, el apoyo a los jóvenes y su apuesta por la renovación creativa se hace patente a través de una variada oferta regida por unos criterios de calidad y servicio que aumentan día a día.
Desde sus inicios la Ofgc se ha caracterizado por su ejemplar programación de conciertos didácticos dirigidos a escolares. Para ello dispone desde hace varios años de un Servicio Pedagógico específico, cuyas campañas de conciertos escolares y actividades de apoyo al profesorado mueven en la actualidad a gran parte de los centros educativos de la Isla. Merece mención especial la colección de cuentos musicales en cd “La mota de polvo”, dirigida por Fernando Palacios, referencia europea en la edición discográfica destinada al público infantil y juvenil.
En la amplia discografía de la Ofgc destacan veinticinco cds con repertorio de los siglos xix y xx para el sello Arte Nova y una serie de registros de música española para Asv que ha merecido los ‛Premios CDCompact’ 2000 y 2002, otorgados a los volúmenes con obras de Rodó / Obradors y Conrado del Campo respectivamente. La Ofgc ha grabado asimismo los estrenos absolutos de obras de Juan José Falcón Sanabria, José Ramón Encinar, Enrique Macías y Fernando Palacios, así como un cd íntegramente dedicado a la figura de Tomás Marco.



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