Elisa Rodríguez Court |
Elisa Rodríguez Court
EL OPTIMISMO DEL DIABLO.
En la era virtual el mundo parece ensancharse cada vez más y, sin embargo, en las islas parece caber en la palma de una mano. Es lo que tiene el provincianismo y su correspondiente respuesta de populismo más rancio. Aquí parecen tener menos importancia fenómenos que nos atañen como parte de la humanidad que la conducta de determinadas personas, cuya vida pertenece al ámbito privado. Privacidad que merece el mismo respeto que la del resto de la ciudadanía a la que concierne por igual la responsabilidad hacia el mundo y los deberes elementales hacia los demás.
Hablo de un caso en particular: José Carlos Mauricio al volante conduciendo sin carnet. Es una infracción que cometen también otros ciudadanos, los cuales han de responder ante el Juzgado. Lo que me parece detestable es el modo en que los medios de comunicación han abordado el caso de Mauricio. Es cierto que, siendo un personaje público, aunque en la actualidad no desempeñe cargo político alguno, su conducta como ciudadano debería ser ejemplar. Creo, no obstante, que este suceso como noticia carece de interés general.
Parece que estamos condenados a sufrir la usurpación de la labor informativa y analítica de los medios de comunicación por el ensañamiento y el idiotismo. Páginas enteras dedicadas al caso y motivo de portadas, artículos y tertulias, en los cuales lo que se dice en nada contribuye a elevar la conciencia ciudadana. Todo lo contrario, se presenta bajo una luz chillona que incita a la comidilla más cutre y a despertar el fantasma de la venganza, a ridiculizar a Mauricio, cuando no a aplastarlo como una cucaracha. Y como corolario, la distorsión de la labor de los medios de comunicación, una vez que los periodistas se convierten en paparazzis. Equipados estos con cámaras, se emplean, cual policías, en una persecución premeditada con objeto de captar la imagen buscada. Mientras más vulnerable se muestre al perseguido, más parece crecer el ensañamiento, del cual me niego a ser copartícipe. No porque ensalce la trayectoria política de Mauricio en el pasado, que no es el caso, sino por respeto a su dignidad. También porque desprecio el optimismo del diablo dispuesto a meter saña para hacer más malos a los seres humanos en general.
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