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miércoles, 19 de enero de 2011

Colaboradores - EL QUINQUÉ. Elisa Rodríguez Court.UN FANTASMA

Elisa Rodríguez Court

 EL QUINQUÉ


 Elisa Rodríguez Court


 UN FANTASMA



La niña salta desde el peldaño más bajo de la escalerilla a la piscina. Sus pies descalzos apenas rozan el suelo con las puntillas. En posición vertical chapotea en el agua con sus brazos menudos, calzados de manguitos. Hunde sus manos en el agua y la sacude con empuje, creando un circular muro de espuma en torno suyo. Vuelve su mirada y, a escasa distancia, descubre en el sonriente rostro materno la aprobación de sus movimientos. Se anima y avanza. Entre los pocos niños allí presentes, ella es la más pequeña. Aún no ha cumplido los 3 años y por primera vez se baña sola en una piscina.


Extiende su cuerpo en el agua. Comienza a mover las piernas y, a su manera, a dar brazadas. Se gira y busca, de nuevo, la mirada de su madre. Esta eleva el brazo y alza el pulgar en señal de aplauso. La niña alcanza el otro extremo de la piscina. Se agarra a uno de los barrotes por encima de la superficie líquida, mostrando su cuerpo de cintura para arriba. Se deja caer en el agua y emprende su travesía de vuelta. Parece más segura. Avanza y avanza, con la cara levantada. Se detiene y gira varias veces sobre sí misma, coqueta y divertida. De pronto, hunde por un momento sus ojos en el agua y en seguida alza con violencia la cabeza. Se retuerce y grita. Implora auxilio. Llora. La madre se asusta, corre hasta el borde de la piscina, pero, tras sopesar la situación, no aprecia peligro alguno. Intenta tranquilizar a su hija, que ya ha alcanzado la escalerilla. La abraza. “¡Una mancha, mami, una mancha!”, exclama la niña entre lágrimas. La madre descifra e intenta calmar con palabras el miedo de su hija. Finalmente concluye: “Así que no temas, no es una mancha, sino un dibujo lo que hay en el fondo de la piscina.”


A la semana siguiente vuelven a la piscina. La niña, contenta, se zambulle sola en el agua y se mueve a su libre capricho. Al cabo, se le oye gritar, excitada. Estalla en un llanto imparable e, implorando el socorro de su madre, exclama con rostro desencajado: “¡Un dibujo, mami, un dibujo!”        




   

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