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miércoles, 26 de enero de 2011

Colaboradores. EL QUINQUÉ. Elisa Rodríguez Court. OBSCENIDAD



EL QUINQUÉ


Elisa Rodríguez Court

OBSCENIDAD


Francisco Javier Jiménez Ruíz llegó al Instituto de Educación Secundaria Cairasco de Figueroa, en Gran Canaria, con objeto de cumplir, como habitualmente hacía, con su jornada laboral. A la puerta del aula donde iba a impartir su clase se desplomó de manera fulminante y nada pudieron hacer por salvarle la vida. Ya se sabe, la muerte tiene la última palabra. Sin embargo, la vida también tiene su propia voz, mientras no la golpee la guadaña. Por eso se reunieron los profesores, la dirección del instituto y la inspectora de zona y, dada la situación de consternación generalizada, acordaron cerrar al día siguiente el centro en señal de luto por la muerte de su compañero en jornada de trabajo. Sin embargo, la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias denegó la autorización del día de luto, generando la indignación en los miembros del instituto. De hecho, a la mañana siguiente los alumnos no acudieron, en señal de protesta,  a clase. Al fin y al cabo, el dolor y la dignidad también tienen voz propia. En este caso, alarido silencioso frente a una actuación obscena contraria a la educación en valores. ¿Acaso no habla la Consejería de Educación de los valores como objetivos transversales de la educación? Amor, solidaridad, empatía, dolor, entrega… En definitiva, preparación para una vida menos inhumana que la heredada por los más jóvenes.

Nos podemos echar atrás ante los sufrimientos del mundo. Pero, como dijo alguien, quizá ese echarse atrás sea acaso el único sufrimiento que podamos evitar. Es lo que tal vez se habría planteado la Consejería de Educación en relación a la muerte del profesor de instituto, en caso de haber sido dirigida por personas de otro talante.

La actuación de los dirigentes de Educación no difiere de la de esos bañistas que continúan bronceándose felizmente en la playa a escasos metros del cadáver de un inmigrante ahogado, o de la de un ciudadano que se dirige al responsable de un cine, que busca desesperadamente el modo de salvar la vida de una persona con un infarto, para que le devuelvan el dinero de la entrada. ¿Cómo exigir responsabilidad ante el dolor de los demás, si se niega el respeto al dolor ante lo más cercano?


Sumario: ¿Acaso no es la misma Consejería de Educación la que habla de los valores como objetivos transversales en los planes de estudios?     





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